Patronos de la Fundación
El estilo de vida de estos jóvenes nos sirve de ejemplo para trabajar con amor

FIESTA: 12 DE OCTUBRE

FIESTA: 29 DE OCTUBRE
¿Quién es Carlo Acutis?
Carlos era un chico absolutamente normal, como la mayoría de sus compañeros, pero con una armonía absolutamente especial, gracias a su gran amistad con Jesús.
Además de los deberes principales de su estado como el de estudiante y niño, logra encontrar tiempo para dar catecismo a los niños que se preparan para la Primera Comunión y la Confirmación; ser voluntario en el comedor social de los Capuchinos y las Hermanas de Madre Teresa; ayudar a los pobres que viven en su barrio; ayudar a los niños con dificultades con sus deberes; hacer obras de apostolado con internet; tocar el saxofón; Jugar al fútbol; diseñar programas con la computadora; divertirse con los videojuegos; viendo películas de detectives y haciendo películas caseras con sus perros y gatos.
Carlo pudo de manera extraordinaria, mientras vivía una existencia ordinaria como la de muchos, dedicar su vida, momento a momento, a la meta más alta a la que todos los hombres están llamados: la felicidad eterna con Dios.
El lunes 2 de octubre de 2006 Carlo se enferma y en un primer momento se piensa que se tratase sólo de una simple gripe.
El domingo 8 de octubre las condiciones de Carlo empeoran dramáticamente y lo trasladan a la clínica De Marchi de Milán, donde le diagnostican una leucemia fulminante con el tipo M3.
Lunes 9 de octubre, Carlo es transferido al hospital San Gerardo de Monza.
El martes 10 de octubre de 2006 Carlo pide recibir la Unción de los enfermos y la Santa Comunión.
El miércoles 11 de octubre de 2006 Carlo entra en coma por una hemorragia cerebral causada por la leucemia fulminante con el tipo M3, que se había manifestado tan sólo 5 días antes. Los médicos, a las 17.00 horas., lo declaran clínicamente muerto, tras haber cesado todas las funciones cerebrales. La familia, incluso queriendo donar los órganos a un joven que esperaba un trasplante, no pudo hacerlo porque los órganos de Carlo estaban afectados por la leucemia. Carlo Acustis fallece 12 de octubre de 2006
Su Fiesta Liturgica se celebra el 12 de octubre.
Fuente:
carloacutis.com
Además de los deberes principales de su estado como el de estudiante y niño, logra encontrar tiempo para dar catecismo a los niños que se preparan para la Primera Comunión y la Confirmación; ser voluntario en el comedor social de los Capuchinos y las Hermanas de Madre Teresa; ayudar a los pobres que viven en su barrio; ayudar a los niños con dificultades con sus deberes; hacer obras de apostolado con internet; tocar el saxofón; Jugar al fútbol; diseñar programas con la computadora; divertirse con los videojuegos; viendo películas de detectives y haciendo películas caseras con sus perros y gatos.
Carlo pudo de manera extraordinaria, mientras vivía una existencia ordinaria como la de muchos, dedicar su vida, momento a momento, a la meta más alta a la que todos los hombres están llamados: la felicidad eterna con Dios.
El lunes 2 de octubre de 2006 Carlo se enferma y en un primer momento se piensa que se tratase sólo de una simple gripe.
El domingo 8 de octubre las condiciones de Carlo empeoran dramáticamente y lo trasladan a la clínica De Marchi de Milán, donde le diagnostican una leucemia fulminante con el tipo M3.
Lunes 9 de octubre, Carlo es transferido al hospital San Gerardo de Monza.
El martes 10 de octubre de 2006 Carlo pide recibir la Unción de los enfermos y la Santa Comunión.
El miércoles 11 de octubre de 2006 Carlo entra en coma por una hemorragia cerebral causada por la leucemia fulminante con el tipo M3, que se había manifestado tan sólo 5 días antes. Los médicos, a las 17.00 horas., lo declaran clínicamente muerto, tras haber cesado todas las funciones cerebrales. La familia, incluso queriendo donar los órganos a un joven que esperaba un trasplante, no pudo hacerlo porque los órganos de Carlo estaban afectados por la leucemia. Carlo Acustis fallece 12 de octubre de 2006
Su Fiesta Liturgica se celebra el 12 de octubre.
Fuente:
carloacutis.com
¿Quién es Chiara Badano?
"Todavía tengo mi corazón, con el cual puedo amar". Chiara Badano (1971-1990)
Nace en Sassello, Italia el 29 de octubre de 1971. Es hija única. Mas allá de su notable sensibilidad espiritual tiene una personalidad generosa, extrovertida, dulce y al mismo tiempo decida. Una verdadera deportista: practicaba patinaje y tenis; amaba la montaña, pero le encantaba el mar. Tiene muchos amigos.
Chiara es atenta y disponible con todos, desde la compañera de clases enferma hasta los abuelos que necesitan asistencia, desde los marginados del pueblo a los vagabundos que se encuentra en la calle cuando vuelve a casa de la escuela. Para ella no hay diferencia entre ricos y pobres, entre los que le caen bien y los que no.
Se adhiere al movimiento de los Focolares cuanto tenía 9 años, convierte a Dios en su ideal de vida.
A los 17 años la enfermedad llega a Chiara, tras un fuerte dolor en el hombro se le cae la raqueta de tenis mientras jugaba un partido con amigos. En un primer momento los médicos creen que se trata de una costilla rota y le prescriben unas infiltraciones. Pero el problema no se resuelve, y cuando los médicos profundizan en los análisis el veredicto no deja muchos márgenes de esperanza: sarcoma osteogénico con metástasis. La joven se propuso superar la enfermedad y comenzó un intenso tratamiento de quimioterapia, mientras trataba de seguir con su vida habitual, sin perder la alegría ni la fe. Repetía constantemente que todos sus dolores los ofrecía a Dios, “Por Jesús, por Jesús”
Después de los primeros ciclos de quimioterapias empieza a perder el uso de las piernas. Chiara sufre dos intervenciones quirúrgicas, las mismas son dolorosas. Poco después sufre una grave hemorragia. A pesar de ser reducida a la inmovilidad Chiara es siempre muy activa: El pequeño teléfono de su habitación se transforma en el instrumento esencial a través del cual hace circular nueva vida, reflexiones del alma, comunica y recibe sentimientos de cercanía. Con el empeoro de la enfermedad se necesitaría intensificar la administración de morfina, pero Chiara la Rechaza: "Me quita lucidez y yo puedo ofrecer a Jesús sólo el dolor".
Sus amigos la visitaban para darle ánimo, pero al final eran ellos quienes, después de verla, se sentían animados a seguir más de cerca al Señor. Y, claro, a visitarla con más frecuencia.
Chiara sabía que la posibilidad de morir era grande, pero lejos de darse al abandono, se unió más al Señor, convirtiéndose, ella misma, en fuente de consuelo para los que la rodeaban. Así, por un tiempo se dedicó a acompañar, mientras aún podía caminar, a un joven que padecía de depresión. Después, un día, entregó todos sus ahorros a un amigo que partió en misión humanitaria a África.
Don Lino, el Sacerdote que la asiste, le lleva cada día la Eucaristía: para Chiara aquello es el momento más esperado de su jornada.
El 5 de octubre, aún muy cansada, Chiara logra despedir por última vez las muchas personas que pasaron por su habitación. Un rato después invita a la mamá a acercarse y le dice: "¡Adiós mamá! Que seas feliz, porque yo lo soy". Papá Ruggero, desde el otro lado de la cama, pregunta si este propósito vale también para él, y ella asiente con una sonrisa. Serán sus últimas palabras, pero no su último acto de amor. Donó sus propias corneas, la única parte de su cuerpo que el tumor no golpeó. Chiara Badano fallece el 7 de octubre de 1990.
Su Fiesta Litúrgica se celebra el 29 de octubre.
Fuente:
chiarabadano.org
aciprensa.com
Nace en Sassello, Italia el 29 de octubre de 1971. Es hija única. Mas allá de su notable sensibilidad espiritual tiene una personalidad generosa, extrovertida, dulce y al mismo tiempo decida. Una verdadera deportista: practicaba patinaje y tenis; amaba la montaña, pero le encantaba el mar. Tiene muchos amigos.
Chiara es atenta y disponible con todos, desde la compañera de clases enferma hasta los abuelos que necesitan asistencia, desde los marginados del pueblo a los vagabundos que se encuentra en la calle cuando vuelve a casa de la escuela. Para ella no hay diferencia entre ricos y pobres, entre los que le caen bien y los que no.
Se adhiere al movimiento de los Focolares cuanto tenía 9 años, convierte a Dios en su ideal de vida.
A los 17 años la enfermedad llega a Chiara, tras un fuerte dolor en el hombro se le cae la raqueta de tenis mientras jugaba un partido con amigos. En un primer momento los médicos creen que se trata de una costilla rota y le prescriben unas infiltraciones. Pero el problema no se resuelve, y cuando los médicos profundizan en los análisis el veredicto no deja muchos márgenes de esperanza: sarcoma osteogénico con metástasis. La joven se propuso superar la enfermedad y comenzó un intenso tratamiento de quimioterapia, mientras trataba de seguir con su vida habitual, sin perder la alegría ni la fe. Repetía constantemente que todos sus dolores los ofrecía a Dios, “Por Jesús, por Jesús”
Después de los primeros ciclos de quimioterapias empieza a perder el uso de las piernas. Chiara sufre dos intervenciones quirúrgicas, las mismas son dolorosas. Poco después sufre una grave hemorragia. A pesar de ser reducida a la inmovilidad Chiara es siempre muy activa: El pequeño teléfono de su habitación se transforma en el instrumento esencial a través del cual hace circular nueva vida, reflexiones del alma, comunica y recibe sentimientos de cercanía. Con el empeoro de la enfermedad se necesitaría intensificar la administración de morfina, pero Chiara la Rechaza: "Me quita lucidez y yo puedo ofrecer a Jesús sólo el dolor".
Sus amigos la visitaban para darle ánimo, pero al final eran ellos quienes, después de verla, se sentían animados a seguir más de cerca al Señor. Y, claro, a visitarla con más frecuencia.
Chiara sabía que la posibilidad de morir era grande, pero lejos de darse al abandono, se unió más al Señor, convirtiéndose, ella misma, en fuente de consuelo para los que la rodeaban. Así, por un tiempo se dedicó a acompañar, mientras aún podía caminar, a un joven que padecía de depresión. Después, un día, entregó todos sus ahorros a un amigo que partió en misión humanitaria a África.
Don Lino, el Sacerdote que la asiste, le lleva cada día la Eucaristía: para Chiara aquello es el momento más esperado de su jornada.
El 5 de octubre, aún muy cansada, Chiara logra despedir por última vez las muchas personas que pasaron por su habitación. Un rato después invita a la mamá a acercarse y le dice: "¡Adiós mamá! Que seas feliz, porque yo lo soy". Papá Ruggero, desde el otro lado de la cama, pregunta si este propósito vale también para él, y ella asiente con una sonrisa. Serán sus últimas palabras, pero no su último acto de amor. Donó sus propias corneas, la única parte de su cuerpo que el tumor no golpeó. Chiara Badano fallece el 7 de octubre de 1990.
Su Fiesta Litúrgica se celebra el 29 de octubre.
Fuente:
chiarabadano.org
aciprensa.com

